En los últimos años se ha puesto de moda la figura del
coach, ese entrenador personal que como si de un pepito grillo atleta se
tratara, nos ayuda en nuestro camino hacia el éxito. La idea es mucho más
antigua, se dice que el primer coach fue Sócrates,
que extraía lo mejor de sus discípulos (‘’yo no puedo enseñaros nada, solo
puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros’’).
También en materia de salud, en nuestra consulta, es posible
usar algunas técnicas de coaching y motivación.
En este caso los objetivos a alcanzar son de salud, como evitar algún habito o
conseguir alguna mejora en materia de hábitos de vida saludable. Aunque no siempre
sea posible, esta fórmula logrará una insólita adherencia terapéutica y una disminución
en la frustración de ambos interlocutores (necesariamente a consecuencia de ir
alcanzando los objetivos marcados, pues sin cambio no existe coaching).
Coach es comunicación,
es hacer que el receptor autoidentifique sus carencias y les ponga solución
para alcanzar sus objetivos. Esta afirmación contrasta con el modelo de relación
médico paciente paternalista que existía hasta hace bien poco, el que el
paciente se limitaba a esperar la receta del médico, como si no fuera el
protagonista último de su propio cuerpo, obviando que en última instancia es el
cuerpo el que se cura a sí mismo. En la actual relación horizontal el medico es
más un consejero que un simple prescriptor que dicta que es lo bueno y que es
lo malo, trata al paciente como un adulto responsable con capacidad de decidir
y con un conocimiento de su propio cuerpo equiparable al del médico (aunque no
posee conocimientos en medicina es el sujeto que padece la enfermedad). El médico-coach
no dictamina lo que el paciente tiene que hacer, sino que mediante preguntas facilita
que sea el mismo paciente el que marca sus objetivos en salud y se haga cargo
de su ‘’curación’’.
En resumidas cuentas el coaching es el proceso que ayuda a
cambiar una situación actual por otra deseada. Para ello es necesario marcarse objetivos, saber a dónde vamos, y
elegir de entre ellos los que más nos apremian para así, marcándose pequeñas
metas, movilizarnos en la dirección correcta.
Es importante también prever las dificultades y poner los medios para enfrentar
esos obstáculos que seguro que se nos pondrán delante. Para este proceso de
cambio son necesarias dos cosas: la existencia de una conversación posibilitadora
(si el tiempo de consulta nos lo permite) y las habilidades comunicativas del
médico (deben de ser identificadas como prioritarias en medicina de familia y
auspiciadas en su formación).
Como conclusión para llevarnos a nuestra consulta debemos
ser capaces mediante preguntas
adecuadas dejar que sea el paciente el que se exprese, y no terminar la consulta
sin alcanzar un compromiso por pequeño que sea con nuestro paciente. Solo con
este compromiso habremos conseguido
realizar coach, solo con este compromiso estaremos avanzando, avanzando en la
buena dirección.
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