jueves, 12 de enero de 2017

Comentario Literario: EL CEREBRO SE CAMBIA A SÍ MISMO


En este libro escrito por el psquiatra Norman Doidge se muestra este órgano tan humano desde una perspectiva biologicista. Trata los temas neurológicos, entremezclando pinceladas teóricas con la exposición de casos de pacientes concretos, lo cual hace realmente amena la lectura.
Mecanismos típicamente humanos como las emociones y los gustos, tienen una base biológica que cada vez es más conocida. El futuro es prometedor, pero la investigación es lenta. El desarrollo de la ciencia y la tecnología no ha parado de crecer de manera exponencial en los últimos siglos, es de esperar que la naturaleza siga mutando y evolucione la especie humana. De cómo utilicemos este conocimiento y la potencialidad de hacer daño que  este conlleva, solo nosotros seremos responsables.

¿Algún día podremos intervenir farmacológicamente en las estructuras y neuronas que conforman esa base biológica de una manera efectiva?

¿Entonces podremos jugar a ser Dios y controlar las emociones de las personas?
 



Norman Doidge es un psiquiatra, psicoanalista e investigador que se interesa en este libro por un tema en plena investigación, en el que se están produciendo avances esperanzadores. Se trata de la neuroplasticidad, campo muy reciente en la neurociencia, dado que hasta su aparición imperaba la teoría del cerebro pasivo inmutable. Doidge lanza la idea de que el cerebro es capaz de cambiar su estructura y su función a través de la actividad y el pensamiento, lo cual trae profundas consecuencias.

En el primer capítulo Doidge nos presenta al investigador Bach-y-Rita, un neurocientífico que basándose en la neuroplasticidad ha ideado aparatos de sustitución sensorial. Nos habla, por ejemplo de una máquina con electrodos que sustituye al sistema vestibular, así como otros artilugios, como una maquina de visión aplicable en ciegos de nacimiento. También nos cuenta la historia de estos pacientes en concreto, que nos muestra cómo pueden afectar estos descubrimientos a la vida de los enfermos. Combate la idea del localicionismo: ‘’una función, una localización’’, defendidas intensamente en neurociencia tras los descubrimientos de Broca y Wernicke. Bach-y-Rita es de los científicos que piensa que una zona concreta del cerebro no tiene por qué estar limitada a una función específica, sino que puede cubrir otras funciones en caso de necesidad.

Otro de los casos que nos presenta Dodge es el de Bárbara Arrowsmith Young. Sin lugar a dudas es un ejemplo de superación, además de haber ayudado al desarrollo de grandes ideas en el campo de la neuroplasticidad. Se trata de una persona que sufría un déficit de aprendizaje. Sin embargo esto no frenó su carrera profesional ni afectó a su vida personal, ya que se superó a sí misma e ideó una serie de ejercicios cerebrales para potenciar las áreas de su cerebro que estaban afectadas por su retraso. Se trataba de las zonas encargadas del procesamiento del sonido y el lenguaje, las relaciones espaciales y la integración de los sentidos, esto es la corteza premotora izquierda. Bárbara se interesó por la neurología del lenguaje y leyó algunos autores del como Aleksander Luria. Se dio cuenta de que las dificultades del lenguaje eran versiones pormenorizadas de los déficits mentales descritos por Luria, y que el entrenamiento del cerebro ayudaba a poder hablar de manera comprensible y fluida, leer y escribir. Así pues Bárbara.

Doidge nos habla también acerca de Michael Merzenich, un brillante investigador que comprobó que los mapas del cerebro son de orden temporal y que sus límites y funcionamiento pueden manipularse jugando con el ritmo-temporización de la información que se les envía. Se apoya en la idea de que las neuronas que emiten señales al mismo tiempo se asocian hasta formar un solo circuito. Esto le llevó a idear un programa llamado FastForWord, dirigido a mejorar los procesos mentales de niños con problemas de aprendizaje. El programa intenta potenciar el componente visual y temporal del aprendizaje consiguiendo mejoras en todas las áreas. Para Merzenich, los mapas cerebrales son dinámicos. Nos habla también aquí de que el cerebro pasa por un periodo crítico en el que es más fácil el aprendizaje, y que en los adultos por haber pasado ya este periodo es más difícil aprender nuevas cosas (como idiomas por ejemplo). Los sistemas sensoriales precisan de un entorno que les estimule en el periodo crítico para que se puedan desarrollar plenamente, además existen factores de crecimiento neuronal que ayudan a la creación de estas estructuras cerebrales. El programa FastForWord se ha revelado como un efectivo’’tratamiento’’ para niños con problemas de aprendizaje.

Acerca de las bases biológicas cerebrales de la adquisición de gustos y preferencias sexuales. Según el autor existe una cierta plasticidad sexual. La conducta sexual no es tan biológica y variable como siempre se ha pensado, sino que se ve influido por la psicología, las experiencias pasadas y otros factores. Dado que el hipotálamo y la amígdala son los responsables de los instintos y de las emociones, recoge la idea de la existencia de plasticidad en áreas no corticales, ya que según el autor la plasticidad no puede darse de forma aislada. También en el desarrollo sexual se pasa por un periodo crítico, que puede dejar traumas importantes si no sigue un buen camino. También nos habla en este capítulo de la pornografía, en auge en el mundo globalizado, y de cómo supone una adicción para muchos hombres en la actualidad. Ello conlleva dependencia, tolerancia incluso síndrome de abstinencia, como todas las drogas. Además tiene una base neurocientífica e implica cambios neuroplásticos a largo plazo, incluso para toda la vida.

Doidge nos presenta a Edward Taub, un investigador que aunque ha pasado por muchas dificultades por el uso de monos en sus estudios, ha aportado grandes ideas a la neurociencia. Taub desarrolló una terapia de movimiento inducido forzado TMIF basándose en la idea de que cuando un mapa cerebral deja de utilizarse, el cerebro puede reorganizarse de tal manera que otra función pasa a ocupar ese espacio. Sus experimentos combaten las teorías behavioristas que aseguran que la mente y el cerebro quedan fuera del comportamiento. Están enfocados que pacientes que han sufrido derrames cerebrales que hayan dañado su cerebro puedan reaprender las destrezas perdidas gracias a la práctica masiva movimientos y acciones relacionadas con estas destrezas. El objetivo último es producir un modelaje gradual del cerebro de estos pacientes que les ayude a recuperarse de su enfermedad.

En el libro también se trata el TOC o trastorno obsesivo compulsivo. Se da en personas que se quedan atrapadas en sus preocupaciones y son incapaces de librarse de ellas. Estas preocupaciones son ficticias e inevitables para los enfermos. Parece que el núcleo basal de estos esta afectado, y por eso no pueden pasar a otro pensamiento, esto es pasar página cuando se ven metidos en una preocupación. La patología tiene a veces su origen en conflictos sexuales, de culpa o de agresividad vividos a veces en la infancia. Las conductas obsesivas tienen la peculiaridad de que cuanto más se practican más las necesita el paciente, y por el contario cuanto menos las practica, menos las necesita. Por eso el tratamiento, además de los fármacos que correspondan, debe ir enfocado a que el paciente se concentre en una actividad distinta y placentera cuando se dé cuenta de que está sufriendo una crisis de su enfermedad, para así debilitar los ‘’caminos mentales’’ que utilizan estas preocupaciones que asolan a los pacientes.

Doidge nos habla esta vez de Ramachandran, un científico indio que usa la plasticidad para reconfigurar el contenido de nuestras mentes. Para ello estudia e tema de las extremidades fantasma y  cómo los mapas cerebrales de ese miembro se encogen y dejan de funcionar correctamente. Inventa la caja espejo, con la que trata este tipo de patologías. Otra idea que se nos lanza es que el dolor, al igual que la imagen corporal, es creado desde el cerebro y desde ahí proyectado al cuerpo. Es decir, que el cerebro controla las señales dolorosas que sentimos, y varía según psicología, estado de ánimo o experiencias pasadas. Otros temas que se tratan son el del dolor referido o el del umbral del dolor. Gracias a Ramachandran, el nuevo tratamiento contra el dolor usa la imaginación y la ilusión óptica para aliviarlo, configurándose como una técnica no invasiva.

También el tema de la imaginación aparece en el libro. Álvaro Pascual-Leone es un investigador español que utiliza la estimulación magnética transcerebral (TMS) para cartografiar el cerebro y estudiar procesos cognitivos como el aprendizaje. Defiende que solo la práctica constante convierte el aprendizaje en algo sólido, ya que fortalece conexiones neuronales ya existentes y crea otras completamente nuevas. También dice que la práctica mental de cierto movimiento por sí sola (sin ser acompañada de la práctica física) produce cambios en los mapas neuronales relacionados con el sistema motor.
En este capítulo también se vuelve hablar de que las partes individuales del cerebro no están dedicadas particularmente a tareas específicas, sino que funcionan más bien como operadores informáticos que procesan relaciones espaciales, movimientos y formas gracias a la información que les llega de los sistemas sensoriales, independientemente del tipo de información. Esto se relaciona con la idea de darwinismo mental, en el que el operador más capaz de procesar una determinada información será el encargado de procesarla.

Otro personaje del libro es el Premio Nobel Eric Kandel, un investigador que ha hecho descubrimientos importantes en el campo de la neurociencia. Por ejemplo descubre que el paso de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo conlleva una diferenciación fisicoquímica de las neuronas implicadas. Este capítulo trata sobre el psicoanálisis, esbozando algunas ideas de Freud antes de meterse en materia. Dentro del cual es muy importante los recueros de la memoria explicita y de la memoria implícita. La psicoterapia es como una microcirugía que cambia las redes neuronales, de tal manera que mediante el psicoanálisis se pueden verbalizar experiencias vividas, desenmascarar recuerdos de la memoria explícita enmascarados o retranscribir experiencias de la memoria implícita a la memoria explícita.
También nos habla en este apartado del sueño, y su importancia para consolidar el aprendizaje y su utilidad en el psicoanálisis. Esto es porque durante el sueño, la parte del cerebro que procesa las emociones y los instintos está bastante activa, y por el contario la parte del cerebro que se encarga de inhibirlos, la corteza prefrontal, registra menos actividad. Utilizar los sueños en psicoanálisis nos va a ayudar a desenmascarar recuerdo de la memoria implícita por ejemplo. Según Doidge, las experiencias traumáticas provocan cambios plásticos a gran escala en el hipocampo, haciéndolo encogerse e impidiendo la formación de nuevos recuerdos explícitos a largo plazo. Esto se debe a la acción protectora de las hormonas del estrés, los glucocorticoides, que destruyen el hipocampo.

Doidge nos habla acerca de los recientes descubrimientos sobre las células madre. Nos muestra cómo ratones de laboratorio en determinadas condiciones (en laboratorios de investigación, con medios enriquecidos…) desarrollan una mayor neurogénesis, alargando la vida de las neuronas y aumentando la cantidad de neuronas y las sinapsis entre ellas. También nos cuenta que este proceso se favorece por otros factores, como nuevos entornos o el ejercicio físico. Esto es debido a que cuanto más activas están las neuronas, más se fortalecen, según el principio de ‘’do it or lose it’’, o en castellano ‘’lo que no se usa se atrofia’’. Aplicado a la clínica humana, la neurogénesis aumenta la capacidad mental y puede ser crucial para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y otras patologías neurológicas.

Por último se nos presenta a Michelle, una mujer que  nació sin hemisferio izquierdo. Debido a esto Michelle tiene dañada la visión y los otros sistemas sensitivos, resultando ser hipersensible a estímulos intensos. Además carece de pensamiento abstracto, aunque el concreto esta muy desarrollado, lo cual le proporciona una memoria prodigiosa que compensa en parte sus otras carencias. Michelle se ha convertido en un gran ejemplo de la neuroplasticidad. Dado que la plasticidad cerebral le ha permitido a la parte del cerebro desarrollada, el hemisferio derecho, suplir las funciones de la parte especular de ésta, es decir el hemisferio del lado. Parece que mecanismo neuronal que más a contribuido al desarrollo de la función cerebral de Michelle es la apropiación de la región espejo. Esta idea es de un neurocientífico llamado Jordan Grafman, que afirma que existe un sistema compensatorio entres los dos hemisferios cerebrales. 


Fuente:

DOIDGE, Norman. El cerebro que se cambia a sí mismo. 2008.
 

 


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