La salud pública es la ciencia y el arte de prevenir enfermedades, prolongar la vida, y fomentar la salud mental y la eficiencia física mediante esfuerzos organizados de la comunidad para sanear el medio ambiente, controlar las infecciones en la comunidad y educar al individuo en cuanto a los principios de la higiene personal, organizar servicios médicos y de enfermería para el diagnóstico precoz y el tratamiento preventivo de las enfermedades, así como desarrollar la maquinaria social que le asegure a cada individuo de la comunidad un nivel de vida adecuado para el mantenimiento de la salud. ....... 1920, C.E.A. Winslow
Está de moda
el empoderamiento del paciente, la salud comunitaria, hacer que los pacientes
se conviertan en vectores de salud. Es ‘fácil’ aconsejar a nuestros pacientes
con IMC elevado reducir su peso mediante ejercicio frecuente adaptado y dieta
moderada, abandono de conductas nocivas como el consumo de alcohol y tabaco…
pero no siempre es efectivo. Este es un punto que suele acarrear frustración
para el profesional, alimentando la hoguera del BurnOut. Quizás tendríamos que
empezar por los profesionales de la salud, quizás debamos predicar con el
ejemplo, quizás debamos resignarnos a acompañar al paciente sin tener grandes
esperanzas en que nuestro mensaje de modos de vida saludable cale en la
sociedad.
Desde el punto de vista de la medicina
el mensaje es claro: todas las personas deben de actuar como vectores de salud,
favoreciendo la promoción de conductas saludables, cuidándose, sirviendo de
ejemplo al prójimo…empezando por aquellos que preconizamos la promoción de la
salud en la población.
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